Es constatable en la experiencia clínica la existencia de ciertas diferencias entre los tratamientos psicológicos de niños y los tratamientos de adultos. Muchas de esas particularidades y diferencias nos llevan a reflexionar sobre las mismas. Uno de los factores que es considerado de suma importancia es la participación de los padres en los tratamientos de niños.
A diferencia de los mayores, los niños concurren a la consulta “llevados” por un adulto. A pesar, que muchas personas también llegan bajo indicación de un tercero que lo deriva o le recomienda realizar un tratamiento, los chicos son llevados literalmente por otro. La asistencia o no del pequeño a su tratamiento dependerá del lugar, de la importancia que quien lo lleve le dé a ese espacio, ya que carece de los medios para asistir por sí mismo a la consulta.
Además, podríamos agregar otro factor de suma importancia y es que son sus cuidadores quienes estarán encargados de sostener económicamente el tratamiento.
Ahora bien, hasta aquí hemos señalado cuestiones prácticas respecto de la participación de los padres en el tratamiento de niños pero el tema no se agota allí.
Por un lado, cuando los niños son muy pequeños, la colaboración de los padres en el tratamiento es de suma importancia para asegurar la eficacia del mismo. Ya que muchas veces basta con alguna modificación externa en el contexto familiar para notar la mejoría del pequeño. Aunque por supuesto el grado de colaboración necesaria se determinará caso por caso. Si se establece la necesidad de esa participación, las entrevistas con los padres serán tan importantes como aquellas realizadas con los niños, constituyendo ambas el tratamiento en sí mismo.
Por otro lado, también puede observarse que en algunos casos, dependiendo mucho de la edad de los pacientes, la participación de los adultos suele verse restringida siendo casi condición necesaria para la eficacia terapéutica. Por ejemplo: los casos en que se trabaja con adolescentes o casos en los que el síntoma aparece más ligado a la subjetividad del niño que a las influencias del contexto.
Una vez iniciado el tratamiento, luego de las primeras entrevistas en las que el profesional evalúa el caso y establece la estrategia terapéutica a seguir éste podrá definir qué tipo de colaboración necesitará de los padres. Ya sea menor o mayor dicha participación, el rol de los padres será de suma importancia constituyéndose en un pilar fundamental que puede actuar como propulsor de la cura o como obstáculo de la misma. Es por este motivo que nos vemos llevados a reflexionar sobre este tema intentando transmitir a aquellos padres que están próximos a realizar una consulta para sus hijos o aquellos que ya la hayan realizado, que la colaboración que puedan brindar en alianza terapéutica con el profesional tratante constituirá un factor importantísimo para el éxito del tratamiento.
Lic. M. Julia Calderone.
|