Tendencias destructivas en la adolescencia

 

 

 

La adolescencia y el Instinto de muerte

 

 

¿Instinto o Pulsión?

 

1 – La Pulsión

 

Usamos la palabra instinto para que sea entendible. En realidad, el instinto no lo encontramos en el ser humano tal como lo vemos en los animales.  Miles de años de cultura humana han  impactado y sabemos que, de aquel instinto primitivo ha quedado un resto, que se ha convertido en otra cosa. A esto en psicoanálisis lo llamamos “ La Pulsión ”.  Esta tiene una fuente orgánica  (excitación), un objeto al que se dirige y una meta (cancelar la excitación). Pero a diferencia del instinto natural, el objeto al que se dirige la pulsión, para cumplir su meta, no es predeterminado genéticamente, no es natural, y puede ser lo mas antinatural.

Considerando el concepto de pulsión, entendemos que el ser humano pierda tan fácilmente la brújula biológica, y tenga tantos excesos, que terminan en una clasificación psicopatológica. Solo a manera de ejemplo, y por nombrar algunos cuadros: la obesidad, la anorexia, la bulimia, la adicción al alcohol, al tabaco, son algunas conductas fuera de lo natural y fuera de la orientación del instinto.

 

    2 – Pulsión y Cultura

 

La cultura, atraviesa, y marca la vida humana, desde los comienzos. Por ejemplo, nuestras necesidades fisiológicas. Cada ser humano debe incorporar la cultura, desde su nacimiento, y esto es a costa de cierta contención, represión de dichas necesidades.

El niño incorpora la lengua materna y por medio de esta, los pedidos y enseñanzas, los tiempos, las formas, los modelos que se le trasmiten y exigen, soportando este proceso con esfuerzos. No le queda otro camino, ya que desde sus primeros tiempos, y por sus condiciones biológicas prematuras del nacimiento, esta en total dependencia, con un “Otro” (un gran otro, por ejemplo la madre), por necesidad de cuidados y afecto. Esta dependencia, perdura mucho tiempo y la idea de abandono lo angustia.

Este proceso de incorporación de la cultura se hace con un margen de insatisfacción, incomodidad,  y descontento. Cabe destacar que también acepta los esfuerzos por necesidad de recibir reconocimiento y afecto.

 

    3 – Pulsión de vida

     

     Las tendencias de autoconservación, de organizar y prolongar la vida en sus distintas formas, las llamamos “Pulsión de Vida”. Esta se abre camino con el deseo, y se motoriza con la energía de la vida que en psicoanálisis llamamos “Libido”.

Sin embargo se ha planteado un dualismo en la pulsión, es decir dos grupos de tendencias.

 

“Hemos partido de la gran oposición entre pulsiones de vida y pulsiones de muerte. El propio amor de objeto nos enseña una segunda polaridad de esta clase, la que media entre amor (ternura) y odio (agresión).”(Freud S. Más allá del Principio del Placer – 1920).

 

   4 – Pulsión de Muerte – Compulsión a la Repetición

 

    En la práctica clínica, encontramos una tendencia repetitiva, inconciente.

  . Se trata de un impulso que en muchos casos coincide con una inclinación agresiva y destructiva.

En los tratamientos de adultos podemos localizarla, en tendencias sadicas y masoquistas coinciden con recuerdos de  fantasías de palizas, de la temprana niñez. Una búsqueda inconciente de ser reprendido, reprochado, castigado..

Niñez - Escolaridad

También lo encontramos en bloqueos, inhibiciones, disociaciones, distracciones, y hasta auto-boicot inconcientes, por ejemplo en la escolaridad.

Esta forma de pensar nos abre una perspectiva diferente para diagnosticar en los niños de edad escolar, problemas de aprendizaje y de conducta.

Entendemos esto como un síntoma, una señal de un conflicto, una colisión de dos fuerzas que se oponen. No se resuelve con llamamientos a la voluntad.

El síntoma desde esta perspectiva no es un simple error, o falla, para modificar apresuradamente, sino una exteriorización de un antagonismo, vivido en silencio, con sufrimiento, y a veces con culpa.

Adolescencia

En la adolescencia  hay una época marcada por fuertes contradicciones, conflictos, necesidades de reafirmación, y toma de nuevos modelos fuera de la familia. El deseo y los mandatos vuelven a una encrucijada esta vez decisiva.

Con dolor, a veces inconciente, el joven atravesará  los cambios corporales, la incorporación de nuevos modelos, nuevos círculos sociales, y nuevas necesidades. La capacidad para abrirse camino con su bagaje subjetivo, en un medio que muchas veces no le favorece hacerse un lugar para realizarse, más de una vez le resulta hostil.

Por un mecanismo psíquico inconciente, los fracasos, los sentirá muchas veces con culpa.

La culpa, inconciente, será desde donde se fortalecerá sus autorreproches. Estos autorreproches y esta culpa inconciente, en psicoanálisis la conocemos con el nombre de “superyó”.

Esta instancia psíquica, el superyó  lejos de favorecer la salida a la autorrealización por vía del deseo, se fortalece en las autocensuras, autocríticas despiadadas, desaprobaciones, bloqueos, y condenas, que son una verdadera tortura.

En muchos casos al no encontrar un camino hacia la realización por medio del deseo, aparece la opción de aliviar este malestar interno con anestésicos. Anestésicos que pueden ser alcohol, drogas, medicaciones de distinto tipo. Entonces se inicia un sendero recortar la vida, torturarse y anestesiarse. Culparse, por los fracasos y a la vez castigarse, sin poder salir fácilmente de un círculo de penitencia, y de muerte.

Por ejemplo, las adicciones, episodios de flagelaciones, episodios violentos, búsqueda inconciente de accidentes, faltas de cuidados intencionales inconciente.

 

La compulsión a la repetición, la pulsión de muerte, y el superyo, se juntan en cuadros psicopatológicos que llevan a una cantidad de formas.

 

5 – Destinos de la Pulsión de Muerte

 

            Como vimos, una posibilidad es inclinar este impulso agresivo hacia el propio destino.

Un camino es la exteriorización de esta pulsión de muerte. Por ejemplo agredir o destruir, que en la historia de la humanidad tiene una presencia de infinitas formas. Basta ver la cantidad de guerras que hay y hubo en todas las épocas.

          Otro camino es juntar este impulso con una pulsión de vida, y avanzar hacia el camino del deseo modificando, y transformando la realidad, en base a la realización propia. Un buen ejemplo es el arte, que permite sublimar las tendencias más oscuras.

         En este punto es fundamental el rol que juegue el entorno social, es fundamental, para que un sujeto tenga la posibilidad de desplazar a una meta artística, deportiva o social.

   

Bibliografía:

“Pulsiones, su destino”. S. Freud

“Pegan a un niño”. S Freud

“El problema económico del masoquismo”. S. Freud

“Mas allá del Principio del Placer”

“El Malestar en la cultura”. S. Freud

“Psicoanálisis y Teoría de la libido”

 

Lic. Claudio Colombatti

 Psicoanalista

 Consultorio de Salud Mental Morón